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Se publicaron los resultados financieros del año pasado de las empresas de fertilizantes más grandes del mundo, y son escandalosos. Dado los altísimos precios de los fertilizantes durante 2022, se esperaba que sus ingresos batirían todas las marcas, pero no había forma de predecir tamaño nivel de ganancias. En los momentos en que el mundo se enfrentaba a una severa crisis alimentaria y campesinas y campesinos veían cómo se elevaban los costos, las empresas de fertilizantes más grandes del mundo inflaron sus márgenes y más que triplicaron sus ganancias en comparación a las obtenidas dos años atrás.
El gráfico 1 muestra las ganancias totales de las nueve empresas de fertilizantes más grandes del mundo durante los últimos cinco años. Las ganancias crecieron exponencialmente, de un promedio de unos 14 mil millones de dólares antes de las pandemia de Covid-19 a 28 mil millones en 2021 y luego a la increíble cifra de 49 mil millones de dólares el año pasado. Las agencias internacionales como el Banco Mundial dijeron que la causa del aumento de los precios de los fertilizantes era la guerra de Rusia en Ucrania, que provocó alzas en el precio del gas natural (utilizado para producir fertilizantes nitrogenados) debido a la escasez y a problemas en el comercio internacional. Pero, como se puede ver en el gráfico 2, una parte central de la historia es el poder monopólico de las empresas de fertilizantes. Estas empresas han subido los precios muy por sobre el aumento de los costos de producción y aumentaron sus márgenes de ganancia a 36% en 2022.
Hay señales que los precios de fertilizantes están disminuyendo y quedarán por debajo de los niveles estratosféricos de principios de año, pero los efectos del aumento de precios aún se sienten. Los altos precios y la falta de abastecimiento en algunos países llevó a agricultoras y agricultores a disminuir o eliminar el uso de fertilizantes, reduciendo así los niveles de producción y contribuyendo a un aumento alarmante de la inseguridad alimentaria. Los precios altos también hundieron a muchas personas del ámbito rural en aun mayores deudas. Agricultores y agricultoras de Camerún y Estados Unidos indican que incluso están gastando en fertilizantes tres veces más lo que gastaban unos pocos años atrás. Y en países donde los fertilizantes son subsidiados fuertemente, el aumento de precios ha provocado un gran endeudamiento de los gobiernos. Sólo en India, el gasto del gobierno central en subsidios para fertilizantes se disparó el último año, de 9800 millones a 17100 millones. Son los pueblos los que están pagando los costos de la manipulación de precios de la industria de los fertilizantes.
Los costos también están aumentando para el planeta. Los fertilizantes químicos son una de las grandes fuentes de contaminación ambiental y de emisiones de gases con efecto de invernadero; los fertilizantes nitrogenados por sí solos provocan una de cada 40 toneladas de las emisiones mundiales cada año. Nuevos informes de la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación y de Earth4All (un colectivo de reconocidas científicos, científicas y economistas) dejan claro que una reducción marcada e inmediata del uso mundial de fertilizantes es necesaria para evitar un cambio catastrófico en el clima. Ambos informes recomiendan una eliminación casi total del uso de fertilizantes nitrogenados para 2050 (véase el gŕafico 3). La idea es no disminuir de manera irresponsable los niveles de producción, sino llevar a cabo una transición planificada hacia sistemas agroecológicos de cultivo, más sustentables y que requieren menor o ningún uso de fertilizantes.
Es cada vez más claro que la actual inflación de los precios de los alimentos es producto de la avaricia corporativa y también del derrumbe ecológico. Los niveles obscenos de ganancias por parte de las corporaciones están ocurriendo en todo el sistema alimentario, desde los fertilizantes al procesamiento y a la venta al público, y ello está haciendo subir los precios. Pero la forma en que estas corporaciones organizan la producción y distribución de alimentos también provoca el cambio climático y destruye la capacidad del sistema alimentario mundial para brindar alimentos a precios accesibles, ahora y en el largo plazo.
Se necesitan de manera urgente medidas audaces para ponerle freno al poder corporativo en el sistema alimentario y solucionar la crisis alimentaria. En lo referente a los fertilizantes, políticas como los impuestos sobre ganancias extraordinarias y los controles de precios pueden ayudar. Pero para enfrentar tanto las ganancias desmedidas como la catástrofe ambiental necesitamos transitar hacia una producción de alimentos que dependa mucho menos de los fertilizantes químicos. La industria de los fertilizantes estará presionando en el sentido contrario cuando lleve a cabo su reunión anual en Praga esta semana, pero hay movimientos rurales y campesinos en todo el mundo que ya están transitando hacia una agricultura sin fertilizantes, con muchos ejemplos exitosos de los cuales se puede aprender. Lo que nos retiene es que se necesita un cambio político estructural en todos los niveles para enfrentar el exceso de ganancias de la industria de los fertilizantes y planificar una nueva ruta hacia sistemas alimentarios más resilientes.